El turismo rural son todas aquellas actividades que se realizan en un espacio natural, aprovechando los recursos naturales que ofrece, a la vez que se cuida el medio ambiente y se fomenta su conservación. Es una manera de entrar en contacto con el mundo rural con el objetivo de aprender sus tradiciones culturales, técnicas agrícolas y ganaderas, historia, etc.
Practicar turismo rural no solo tiene beneficios para el turista, que más que un observador, se involucra en ese espacio rural y se enriquece de él, sino que también beneficia al propio ámbito rural:
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Se revaloriza el patrimonio cultural de la zona.
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Se transmite a otras generaciones la cultura y la historia.
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Se potencia la producción de productos artesanales y autóctonos: mobiliario, arte, artículos de decoración típicos, embutidos, mermeladas, miel, quesos, dulces…
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Se fomenta la creación de empleo.
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Ayuda a recuperar la población en núcleos rurales donde se había perdido o era una población mayor.
¿Qué tipo de actividades son propias del turismo rural?
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Visitar explotaciones ganaderas, granjas, huertos, cultivos…
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Participar en talleres para aprender sobre las actividades rurales (comentadas en el punto anterior).
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Visitar monumentos históricos de la zona (murallas, palacios, castillos, iglesias, puentes romanos, embalses, presas…).
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Realizar rutas por senderos naturales.
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Participar de las festividades locales (ferias, romerías, excursiones…).
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Practicar deportes al aire libre, típicos de la zona: paseos a caballo, excursiones en piragua, rutas en bicicleta…
¿Te animas a practicar turismo rural? ¡No te dejará indiferente y disfrutarás al máximo!